jueves, 26 de enero de 2012

TEXTO PERIODÍSTICO para comentario. "Un proletario ilustrado", por Lluís Foix

Lluís Foix

   En "La Vanguardia":
Un proletario ilustrado
Lluís Foix. 24 enero 2012

   Es sintomático que jóvenes y no tan jóvenes con titulación universitaria emigren a otros países en busca de un trabajo y de un sueldo superior al que puedan aspirar en nuestro país. Las estadísticas indican que las sociedades más avanzadas son las que solicitan la contratación de talentos formados en nuestras universidades.
   Hay en estos tiempos de crisis y de incertidumbres una gran movilidad humana. La novedad es que no se trata de los obreros no especializados de hace medio siglo, sino de personas formadas y con títulos superiores que deciden irse para no engrosar la masa del proletariado ilustrado que cada vez es más numerosa si son ciertas las estadísticas de que el 40% de los jóvenes se encuentran en el paro.
   Esta situación no se va a corregir en un año ni en un mandato. Es algo estructural lo que ha fallado y nos hemos visto, de repente, en una situación en la que la inversión hecha en educación no ha producido resultados mínimamente aceptables.
   Hay muchos jóvenes formados y con talento que trabajan en lo que les gusta y para lo que se han formado. Pero lo hacen con sueldos bajos, poco más de mil euros, y con la inseguridad que comporta un despido por razones de inviabilidad empresarial o de cualquier otro motivo. La reforma laboral que prepara el Gobierno irá en esta dirección porque así lo exigen los organismos que están por encima de los Parlamentos nacionales.
   Cualquier frontera política es demasiado permeable en estos tiempos como para garantizar que las medidas aplicadas en el interior de un territorio autonómico, estatal o supranacional permanezcan inmunes a los flujos de capital, que inevitablemente harán fracasar el objetivo de las medidas adoptadas por los gobiernos en sus distintos niveles y fases. Si un gobierno depende de una agencia de calificación de datos, no es un gobierno autóctono.
   La diferencia entre el viejo proletariado y el que hoy está acampado en trabajos poco remunerados o en las listas del paro es que ahora estos jóvenes no necesitan pertenecer a sindicatos para hacer oír sus protestas o frustraciones. Se mueven por las redes sociales, crean opinión, llegan a todas las instancias y pueden llenar calles de personas con sus denuncias. Si el sistema no consigue ser más equitativo y más justo, podemos estar frente a una inesperada convulsión que busque soluciones por la vía rápida y no muy pacífica.

No hay comentarios: