lunes, 8 de marzo de 2010

EDITORIAL

El debate taurino catalán se politiza
El debate abierto en el Parlament para la eventual prohibición de las corridas de toros en Catalunya se ha politizado en grado sumo. Aunque nunca dejaron de concurrir en la discusión la defensa de los animales, la oposición a la fiesta nacional y el choque identitario, la reacción de la derecha española ha subido el volumen de la confrontación política. Siguiendo la estela de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, los gobiernos de Valencia y Murcia han puesto en marcha diferentes iniciativas encaminadas a preservar los espectáculos taurinos. Algo perfectamente legítimo, pero que se adivina destinado a alentar el anticatalanismo y subsumir todas las opiniones catalanes opuestas a las corridas en una sola razón: poner en marcha un mecanismo identitario contrario a la herencia cultural española.
Sería absurdo negar que una parte del frente antitaurino lo constituye un conglomerado variopinto de identidades soberanistas catalanas. Es más, el hecho de que una parte de quienes denostan las corridas aceptan que se sigan celebrando los correbous –en nombre de la tradición–, ilustra a las claras que les mueve un interés político o básicamente político. Pero no es menos cierto que varias de las intervenciones que se han escuchado estos días en el Parlament responden a criterios no políticos –tanto a favor como en contra de los toros–, y toda simplificación de esta realidad propende a la demagogia.
Tan desafortunada es la insistencia de quienes se obstinan en presentar las corridas de toros como una herencia ajena a la esencia catalana como la de quienes, con propósitos políticos de signo contrario, consideran todo el frente antitaurino como un conglomerado antiespañol. Basta repasar los argumentos esgrimidos por cuantos han comparecido en el Parlament estos días para concluir que nada queda más lejos de la realidad.
El distinto trato que el asunto mereció antes en las islas Canarias, donde no se celebran corridas de toros, y se le dispensa ahora en Catalunya es el fiel reflejo de que la campaña puesta en circulación por la derecha no se refiere al fondo del asunto. Revela, por el contrario, una concepción unitaria del imaginario colectivo que tiene poco que ver con las sociedades modernas. Y, en estas, la libertad de elección de los individuos es algo innegociable, así se trate de votar en unas elecciones o de decidir si quieren o no ir a los toros.
                                                          El Periódico

Para TEMA, ORGANIZACIÓN DE IDEAS Y RESUMEN

Aunque hecho de una manera rápida -a la manera de vuestros exámenes, como siempre-, aquí tenéis posibles respuestas a las cuestiones (sigo diciendo y subrayando lo de "posibles" respuestas, pues, como venimos diciendo a lo largo del curso, cada persona debe enfocarlas con su característico dominio del idioma; ahora bien, eso no quita para que lo OBJETIVO deba aparecer siempre):

TEMA.


En este caso, el tema corresponde al título; podría enunciarse así: INTENSA POLITIZACIÓN DEL DEBATE CATALÁN SOBRE LAS CORRIDAS DE TOROS.



ORGANIZACIÓN DE IDEAS:

El texto se inicia con la idea esencial (la primera oración); después explica las causas y menciona a los agentes promotores (hasta “herencia cultural española”); todo el final del primer párrafo matiza aspectos del debate y define la opción emprendida por los agentes antes mencionados.


En el segundo párrafo, critica las opciones extremas de uno y otro bando, y, mediante un ejemplo, ataca la postura de quienes han politizado ese debate.


Vemos, pues, cómo el texto va de la tesis a la explicación de esa tesis.



RESUMEN:

Aunque en el debate sobre las corridas de toros en el Parlament catalán han aparecido posturas soberanistas, también es verdad que otras intervenciones sólo tienen que ver con el tema concreto, sin que lo político sea lo más importante; por eso, es pura demagogia la de una derecha que ha politizado el debate, en el sentido de querer ver en él sólo una oposición de Cataluña a la cultura española, toda vez que ese debate, en los mismos términos, se ha producido también en otra comunidad española, y no se ha orquestado ninguna campaña en contra de ella; de ahí que, en el fondo, esa derecha persigue coartar la libertad de elección inherente a las sociedad modernas.



COMENTARIO CRÍTICO (aspectos en los que basarse):

1.Está claro que el editorialista quiere que el lector se dé cuenta de la sensatez de las ideas que mantiene, pues intenta encontrar el equilibrio, es decir, hacernos ver que el debate sobre los toros no debe ser politizado en extremo.


2.Sin embargo, mantiene un ataque demoledor contra la derecha, pues la acusa de esa politización, a la que llama demagógica, o sea, manipuladora. Pero, alega, es legítimo.


3.Al atacar también a los que sostienen el debate en términos políticos en el Parlament, da muestras otra vez de la búsqueda de ese equilibrio, de ese querer llegar al fondo del problema, sin que se interpongan ideas de otro signo.


4.La idea central, la de la politización, es la que hallamos por todas partes en el texto, con lo que la coherencia está bastante lograda, así como la argumentación.


5.Para su argumentación, no se va por las ramas, pues los ejemplos son claros y bien conocidos por todos: Esperanza Aguirre, comunidades de Valencia y Murcia, con lo que la identificación con la derecha a que se refiere no nos hace albergar ninguna duda.


6.Por otra parte, en el final del texto, el ataque a la derecha se hace fortísimo: la llama reaccionaria y antigua, además de ir contra la libertad de elección.


7.PARA FINALIZAR: ¿Cuál es tu postura? ¿Te parece correcta la opción empleada por el editorialista para argumentar su tesis? ¿No es la reacción de la derecha española una respuesta a lo que ha observado en el debate catalán? ¿Se inventa la derecha ese ataque contra la cultura española? ¿Está la derecha, con su intervención, tergiversando el debate? ¿Es el debate catalán un ejemplo de la “alteración” de la vida política española?

COLUMNA PERIODÍSTICA. "Tener clase", de Manuel Vicent

                                                                                                                                      Manuel Vicent
Tener clase
No depende de la posición social, ni de la educación recibida en un colegio elitista, ni del éxito que se haya alcanzado en la vida. Tener clase es un don enigmático que la naturaleza otorga a ciertas personas sin que en ello intervenga su inteligencia, el dinero ni la edad. Se trata de una secreta seducción que emiten algunos individuos a través de su forma natural de ser y de estar, sin que puedan hacer nada por evitarlo. Este don pegado a la piel es mucho más fascinante que el propio talento. Aunque tener clase no desdeña la nobleza física como un regalo añadido, su atractivo principal se deriva de la belleza moral, que desde el interior del individuo determina cada uno de sus actos. La sociedad está llena de este tipo de seres privilegiados. Tanto si es un campesino analfabeto o un artista famoso, carpintero o científico eminente, fontanero, funcionaria, profesora, arqueóloga, albañil rumano o cargador senegalés, a todos les une una característica: son muy buenos en su oficio y cumplen con su deber por ser su deber, sin darle más importancia. Luego, en la distancia corta, los descubres por su aura estética propia, que se expresa en el modo de mirar, de hablar, de guardar silencio, de caminar, de estar sentados, de sonreír, de permanecer siempre en un discreto segundo plano, sin rehuir nunca la ayuda a los demás ni la entrega a cualquier causa noble, alejados siempre de las formas agresivas, como si la educación se la hubiera proporcionado el aire que respiran. Y encima les sienta bien la ropa, con la elegancia que ya se lleva en los huesos desde que se nace. Este país nuestro sufre hoy una avalancha de vulgaridad insoportable. Las cámaras y los micrófonos están al servicio de cualquier mono patán que busque, a como dé lugar, sus cinco minutos de gloria, a cambio de humillar a toda la sociedad. Pero en medio de la chabacanería y mal gusto reinante también existe gente con clase, ciudadanos resistentes, atrincherados en su propio baluarte, que aspiran a no perder la dignidad. Los encontrarás en cualquier parte, en las capas altas o bajas, en la derecha y en la izquierda. Con ese toque de distinción, que emana de sus cuerpos, son ellos los que purifican el caldo gordo de la calle y te permiten vivir sin ser totalmente humillado.

                                Manuel Vicent ("El País". 7 marzo 2010)

Para TEMA, ORGANIZACIÓN DE IDEAS Y RESUMEN

COLUMNA PERIODÍSTICA: "Caos", de Rosa Montero

Rosa Montero
Para resumen, tema y organización de ideas:

Caos
Escribo esta columna dentro de un avión parado en mitad de una pista cubierta de nieve: parece una ballena atrapada por los hielos polares. Llevo tres días dando tumbos por aeropuertos de países mediterráneos repentinamente transmutados en Groenlandia. Ahora estoy en Salónica (Grecia), y la tormenta ruge alrededor, convirtiendo el mundo en una nada blanca y espectral.
Estamos a la espera (y en la desesperación) de despegar, de hundirnos en ese cielo congelado como quien se tira a un pozo. Cuando el miedo merodea y se atisba la posibilidad del propio fin, a los humanos nos da por ponernos fastidiosamente metafísicos: muchas filosofías y muchos dioses, si no todos, han nacido del estrujón de un ataque de pánico. Yo no puedo ser menos en esta noche glacial y en la insegura tripa de la ballena de hierro, y, mientras las alas del avión se escarchan y tiemblan (pero desde luego menos que mi ánimo), me pongo a rumiar pensamientos obvios sobre la fragilidad del mundo, lugares comunes que en estos momentos de fatiga y agobio me parecen verdades luminosas, a saber: que por debajo de las cosas se agita el abismo, y que nuestra cotidianidad, en apariencia tan sólida, no tiene más consistencia que una tenue y esponjosa telaraña. [...] No necesitamos guerras ni terremotos para que la vida se haga trizas. Basta con un poco de nieve inesperada, con tres o cuatro míseros días de tormenta, para que los aeropuertos se conviertan en campos de concentración, para que las sociedades se paralicen, para que las ciudades ricas y seguras bordeen la catástrofe. El caos es una bestia íntima que vive pegada a nuestra sombra.
Pienso todo esto en el avión, en mitad del hielo intransitable, mientras espero la orden de despegue, o la de desembarco, o el accidente que acabará conmigo, porque los aviones provocan más ideas mortuorias que los camposantos. Pero en cuanto salga de aquí haré lo posible por olvidar esto que ahora me parece tan evidente: que lo único que sabemos con seguridad en este mundo incierto es que la muerte, cazadora paciente, nos aguarda.

                                            Rosa Montero