domingo, 29 de septiembre de 2013

PRENSA. "Democracia de calidad". Texto para comentario


   En "El País":
 29 SEP 2013
Cualquier intento de deslegitimar el resultado de las elecciones es incompatible con la democracia representativa. Pero la democracia no puede vivir reducida a la aplicación aritmética de una mayoría. Esta semana toda la oposición ha vuelto a denunciar el bloqueo del PP a iniciativas que no le gustan sobre el caso Bárcenas, penoso corolario de un Parlamento convertido en un espectáculo de vetos y del consiguiente ejercicio del derecho al pataleo. Mal clima para intentar el pacto de “regeneración democrática” sugerido desde el Gobierno o para buscar soluciones de consenso al problema planteado por el independentismo en Cataluña, convertido en el desafío político de mayor envergadura.
La crispación de la vida pública contrasta con la corrección observada por los líderes de los partidos alemanes en su comparecencia conjunta ante las cámaras de televisión, un par de horas después de cerrados los colegios electorales en su país, hace una semana. Por no recordar la inmediatez con que un responsable político dimite en otras democracias, no solo por indicios de la supuesta comisión de un delito, sino por faltas de ética, como el plagio de un trabajo académico.

Editorial

No hay ninguna maldición que impida a España comportarse de modo similar a sus vecinos europeos. Lo que lo hace muy difícil es el estado de bronca política continua. Si no puede lograrse de la noche a la mañana la madurez del sistema parlamentario, al menos hay que impedir su reducción a la inutilidad. Eso requiere una flexibilidad mayor en la gestión de la mayoría absoluta, neutralidad por parte de la presidencia del Congreso y que la oposición mejore los esfuerzos para explicarse. En el debate y en los argumentos es donde ha de juzgarse la calidad de las propuestas y la seriedad de los actores políticos. Tampoco es admisible la exigencia de una disciplina de hierro a los parlamentarios, que no son soldados de un ejército, sino representantes de los ciudadanos. Hay que ir a los fundamentos de la democracia, a la transparencia y la responsabilidad, con mecanismos inscritos en normas que no precisen de reformas grandilocuentes, sino de hacer de la rendición de cuentas el principio rector de la tarea representativa.
Muchos expertos diagnostican la necesidad de abordar una reforma constitucional de amplio calado, que abarque desde el modelo territorial del Estado a las vigas maestras del sistema electoral. Pero abordar esa tarea resulta inimaginable sin contener los estériles partidismos que caracterizan el día a día de la política. Tampoco ayuda en nada que una institución tan sensible como el Tribunal Constitucional avale casi sin pestañear la falta de neutralidad política de su presidente.
El deterioro de la confianza de los ciudadanos en el sistema político es grave, como ponen de relieve múltiples encuestas, y puede ser irreversible si el Parlamento —del que emanan la mayoría de las instituciones del Estado— persiste en no saber ganarse el respeto.

PRENSA. Editorial para comentar


   En "El País":
 29 SEP 2013
La crisis económica ha desplazado de la agenda política otros asuntos graves, entre ellos el cambio climático, pero no por ello han desaparecido. Al contrario. El panel intergubernamental creado por Naciones Unidas para el estudio del calentamiento global, integrado por 831 científicos de 85 países, ha emitido un nuevo informe que no solo confirma los vaticinios del de 2007, sino que advierte de que algunos fenómenos se están acelerando. La masa de hielo de Groenlandia y del Antártico se derrite en mayor proporción y más rápidamente de lo esperado, lo que obliga a revisar las estimaciones de aumento del nivel de mar. El nuevo informe calcula que subirá entre 26 y 82 centímetros a lo largo de este siglo.
Los trabajos realizados en estos seis años han permitido precisar con mayor exactitud muchos datos, por ejemplo los del calentamiento de la capa superior de los océanos, y reforzar el nivel de certeza (del 90% al 95%) sobre la responsabilidad de la actividad humana en el cambio climático, causado por el uso de combustibles fósiles en la industria y el transporte. La concentración de CO2 en la atmósfera ha crecido desde 1880, coincidiendo con la industrialización, un 40% y ha provocado un aumento de la temperatura media del planeta de 0,85 grados. Pero esto es solo el comienzo. De no adoptarse medidas, la temperatura puede llegar a subir hasta 4,8 grados de aquí a final de siglo.
Una de las manifestaciones del cambio climático es la exacerbación de las manifestaciones climáticas extremas. Por su situación, España es uno de los lugares que más puede sufrir sus consecuencias. La temperatura media ha subido 1,5 grados en los últimos 30 años, casi el doble que la media mundial. Y sin embargo, la política económica adoptada por el Gobierno va en dirección opuesta a la que recomienda el panel intergubernamental, que aconseja apostar con decisión por las energías renovables.
Los detalles se darán a conocer más adelante, pero los científicos del panel, reunidos en Estocolmo, han elaborado un primer informe dirigido a los líderes políticos del mundo con una advertencia: si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, las consecuencias serán devastadoras, incluso en el menos malo de los escenarios. La lucha contra la crisis no es incompatible con la lucha contra el cambio climático. Al contrario. Deberíamos aprovechar la oportunidad para avanzar hacia un modelo industrial basado en las energías limpias.

domingo, 22 de septiembre de 2013

PRENSA. Editorial para comentar. (Sobre la piratería digital)


   En "El País":
 21 SEP 2013

   El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, confirmó ayer el endurecimiento del castigo a la piratería digital, traducido en una penalización expresa de las webs que enlacen con sitios donde se almacena material sujeto a legítimos derechos de autor. La criminalización de las páginas de enlaces se limita a los casos en que exista ánimo de lucro y en ningún caso se actuará contra los usuarios, ni contra los programas P2P que permiten compartir contenidos. Se aleja así la tentación de incurrir en fracasos como el de la norma francesa, recientemente anulada, que autorizaba el corte del acceso a Internet para hogares donde se efectúan descargas ilegales.

   Acierta, sin duda, el Ejecutivo al prometer la cárcel a los autores de conductas graves, aunque los juristas se muestran un tanto escépticos sobre la eficacia de la medida. La persecución a golpe de Código Penal exige, primero, que entre en vigor: el castigo a la piratería digital va incluido en una reforma muy amplia de la ley penal, lo cual alargará las discusiones parlamentarias durante meses. Y por cierto, hay un debate pendiente sobre la proporcionalidad de las penas previstas, que son de hasta seis años de cárcel. El castigo penal debe considerarse un medio de disuasión de los ladrones, insuficiente para rectificar el auge de la piratería digital, aunque oportuno para volver al debate de la falta de respeto a la propiedad intelectual, que tan mala imagen internacional da de España.
   La libertad predicada de la Red ha extendido la idea de que el ciberespacio es prácticamente ajeno al Estado de derecho y de que todo cuanto existe en el mismo debe usarse gratuitamente. Si esta idea pervive, se puede dar por terminada la creación cultural y considerar que hay consenso social para estrangular el futuro de músicos, escritores, cineastas y demás creadores, puesto que ya no podrían vivir de su trabajo. Una perspectiva dramática para la industria cultural —ya suficientemente rejoneada por la elevación del IVA al 21% en sus productos—, y amenazada de destrucción por los piratas del siglo XXI. No es casualidad que acabe de cerrar la principal distribuidora de cine de autor que existía en España; ni que Estados Unidos, siempre inquieto por el enorme volumen de la piratería digital española, haya designado embajador en Madrid a una persona procedente de su industria cultural.

Editorial

   Sin perjuicio de penalizar las conductas más dañinas, los poderes públicos tienen la obligación paralela de invertir en la educación y concienciación de la sociedad. No se pueden utilizar otros muchos productos y servicios —incluidas las redes de telecomunicación— sin pagar su precio, porque se llevaría a la ruina a sus empresas y trabajadores; lo mismo sucede con los productos culturales. Facilitar su uso gratuito no solo es un robo, sino el modo más seguro de acabar con la cultura. Y eso no puede permitírselo ninguna sociedad civilizada.

PRENSA. Editorial para comentar. (Sobre el papa Francisco)


   En "El País":
 22 SEP 2013

     Tanto por los gestos como por las palabras, cada vez está más claro que el papa Francisco está decidido a abrir las ventanas de la Iglesia y ejercer un nuevo tipo de liderazgo religioso. Para quienes todavía albergaran alguna duda, la entrevista de más de seis horas concedida a la revista de los jesuitas italianos Civilità Cattolica, reproducida en otras 16 publicaciones de la orden en todo el mundo, las habrá disipado. El hecho mismo de que el Papa se haya sometido a una exposición pública de esa naturaleza, contestando sin pudor y sin restricciones a todo tipo de preguntas, incluidas algunas de carácter muy personal, supone ya una revolución. Lejos de mostrar una imagen hierática de trono y pedestal, a este Papa no le importa situarse a ras de tierra, como el resto de los mortales, y mostrarse en su condición más humana y humilde, con sus virtudes y sus defectos.

     Algunos inmovilistas verán en este gesto una pérdida de autoridad pontificia, un signo de debilidad y hasta una traición. Pero los creyentes preocupados por la lenta e inexorable pérdida de conexión de la Iglesia con las preocupaciones mayoritarias de la sociedad solo pueden ver en el empuje papal una oportunidad. Con su manera de proceder, el papa Francisco invita a instaurar en el seno de la Iglesia una nueva manera de proceder nada pretenciosa, más creativa y cercana, capaz de ejercer la autocrítica y abrir las puertas al cambio. Sin apartarse de los postulados centrales del evangelio, el Papa ejerce de esta forma un nuevo tipo de orientación religiosa mucho más acorde a las necesidades de una sociedad plural que alberga muchas y diferentes sensibilidades, un liderazgo que contrasta con el de sus dos predecesores: de perfil carismático y popular en el caso de Juan Pablo II, de tipo recogido y erudito en el de Benedicto XXI, pero ambos tributarios de un modelo de Iglesia cerrada en sí misma e incapaz de abordar los cambios necesarios para regenerarse y perdurar. Ciertamente, todo cambio implica riesgos, pero sin riesgo tampoco hay oportunidad.
     De las palabras del papa Francisco se desprende la idea de una Iglesia concebida más como servicio y refugio que como juez de la moral individual, más proclive a comprender que a condenar. Y eso incluye evitar que su mensaje se identifique exclusivamente con determinados y beligerantes postulados políticos. Así podría interpretarse el deseo del Papa de desprenderse de ciertas etiquetas, afirmando que él nunca ha sido de derechas.

Editorial

     De la misma manera que desde el ámbito secular se reclama la independencia del poder político respecto de la religión, resultaría ciertamente innovador que la religión proclamara su deseo de independizarse de las ataduras de la batalla política secular. Es de esperar que en los próximos meses, este nuevo liderazgo afiance los cambios estructurales y organizativos ya apuntados que hagan posible la transformación de la Iglesia, y que esos cambios no sean ajenos a España.

martes, 17 de septiembre de 2013

PRENSA. "Guerrillas en el patio de colegio". Texto para actividades de comprensión y crítica

Eugenio Fuentes

   En "El País":

En todos los patios de colegio han existido siempre los matones. En ninguno ha faltado el truhán que, amparado en su corpulencia o en su falta de escrúpulos, acosaba al compañero más vulnerable, le inventaba un apodo o ingeniaba una broma pesada con que humillarlo. Su diversión favorita, más que los deportes o los juegos, era encontrar una víctima propiciatoria sobre quien lanzar sus burlas y ejercer su despotismo, a quien poner la zancadilla o arrinconar para quitarle el bocadillo o el dinero bajo amenazas y chantajes.
Por las noticias que siguen apareciendo a diario en la prensa —en España y fuera de España—, la situación no ha variado mucho. Cualquier excusa es buena para el acoso: que alguien use gafas o lleve aparato en los dientes, que sufra acné o calce un número muy grande de zapatos. Pero sobre todo se ejerce sobre quien tiene algún defecto físico o es diferente al grupo, sobre el chico o la chica gordito o flaco, sobre el torpe deportivamente, sobre el homosexual o sobre quien tiene otro acento al hablar u otro tono de piel.
El acoso es tan viejo, tan conocido, y es tan nítido su significado que no resulta necesario aplicarle el neologismo bullying. Y aunque se trate de un asunto de niños, no es un problema pequeño ni para tomar a broma: el miedo y la angustia también caminan en pantalón corto.
El matón es un tipo que pretende aumentar su valoración en el Dow-Jones escolar subiéndose sobre los hombros de aquellos a quienes quiere convertir en bonos basura. Pero, con todo, su principal arma no está en sus músculos ni en su crueldad, sino en su pertenencia a un grupo que en esas ocasiones se convierte en manada. En el patio del colegio o en las redes sociales, los componentes de la grey empujan todos a la vez al que está solo para defenderse contra todos ellos, dejándose arrastrar por ese instinto atávico de hostigar a quien no pertenece a la tribu.
Al verse amparado por un coro de cómplices que participan de sus guasas y aplauden sus agresiones, el matón, además, se siente impune, convencido de que la culpa se diluirá en el grupo si se exigen responsabilidades, algo que no siempre resulta fácil, puesto que en muchos episodios no hay un ataque físico ni una agresión que pueda calificarse de delito, sino que es la víctima la que, en el peor de los casos, se hace daño a sí misma.
Frente a ellos tiembla la figura del acosado: el chico o la chica que, mientras todos sus compañeros están deseando que terminen las clases para salir al patio, teme que empiece el recreo, porque esos minutos que debían ser de descanso son un periodo de ansiedad y de pánico. Para él, el patio es un patíbulo. Mientras los otros juegan, gritan y saltan satisfechos, él aspira a esconderse en su camisa y pasar desapercibido, anónimo, a que nadie se fije en sus andares, porque cualquier cosa que haga es un detonante para las cargas de caballería: si saca buenas notas, porque despierta la envidia de los acosadores; si suspende, porque es tildado de torpe. Si viste de marca, porque es una pija; si viste de trapillo, porque es una choni. En una situación así, su fracaso escolar está servido, pues no sabe de qué sirve ir al colegio si solo es para recibir humillaciones.
El acoso escolar se ha agravado y ha adquirido una nueva dimensión con las nuevas tecnologías, tanto que la propia comunidad europea se ha alarmado ante su crecimiento. La tecnología tiene muchas, inmensas ventajas, pero también se convierte en una pesadilla tenebrosa cuando su eficacia y su inmenso poder son aplicados al mal. Un día la víctima es aquel chico tímido que no hablaba; otro, se arroja a un precipicio una muchacha, con una carta en el bolsillo donde da cuenta de su desesperación; guardamos por ella un minuto de silencio, pero la olvidamos pronto, sin pensar que mañana podría ser cualquier familiar o conocido que llevamos al costado.Frente a ellos tiembla la figura del acosado: el chico o la chica que, mientras todos sus compañeros están deseando que terminen las clases para salir al patio, teme que empiece el recreo, porque esos minutos que debían ser de descanso son un periodo de ansiedad y de pánico. Para él, el patio es un patíbulo. Mientras los otros juegan, gritan y saltan satisfechos, él aspira a esconderse en su camisa y pasar desapercibido, anónimo, a que nadie se fije en sus andares, porque cualquier cosa que haga es un detonante para las cargas de caballería: si saca buenas notas, porque despierta la envidia de los acosadores; si suspende, porque es tildado de torpe. Si viste de marca, porque es una pija; si viste de trapillo, porque es unachoni. En una situación así, su fracaso escolar está servido, pues no sabe de qué sirve ir al colegio si solo es para recibir humillaciones.
Con las nuevas tecnologías, el ciberacoso ya no se limita al patio del instituto; también penetra en la intimidad de las habitaciones de los adolescentes, donde antes hallaban un refugio inexpugnable y se sentían protegidos. Tampoco se reduce al horario escolar, se prolonga todo el tiempo: al acostarse, el acosado apaga la pantalla del ordenador donde se lee la última burla y al despertarse comprueba angustiado que todavía sigue allí.
En el fondo, solo hay dos tipos de personas: las que sienten una indomable inclinación hacia el poder y el dominio, hacia el ordeno y mando, y las que solo aspiran a que las dejen en paz. Todo poder libre de control tiende hacia la tiranía y por eso son imprescindibles las leyes que lo frenen y lo regulen. Y esta tensión, como un anticipo de las que se producirán en la edad adulta, se contempla a diario en los patios de colegios e institutos, pero ahora gravemente amplificada por las redes de la tecnología. Que se aprenda a evitarlas en las primeras edades es una garantía de convivencia para el futuro.
Eugenio Fuentes es escritor. Su última novela es Si mañana muero (Tusquets Editores).