lunes, 12 de marzo de 2012

PRENSA. "Insultos a la familia"


   En "La Vanguardia":
Insultos a la familia
   'Cabrón' tiene ahora el sentido de envidia sana (o no tan sana): "Qué suerte has tenido, cabrón".

12/03/2012  Magí Camps
   Muchas mañanas de domingo de mi niñez consistían en ir con mi padre al fútbol (otras -si tenía suerte-, mi abuelo me llevaba a Sant Antoni, a dar un paseo por los puestos de libros viejos, pero esta es otra historia). Mi padre fue durante ocho años presidente del Baronense, un equipo de barrio que jugaba en una espectacular cantera de Can Baró, a los pies del Turó de la Rovira, en Barcelona. Mis tíos maternos, uno tras otro, lucieron los colores y yo, que me tenía que tragar todos los partidos y que no me gusta el fútbol, me dedicaba a la observación social. Un día, en un partido en un campo contrario, el masajista -o quizás era el delegado de campo- se fue encendiendo al ver a un jugador del otro equipo dando leña a base de bien. "Este tío es un hijo de puta", iba repitiendo, hasta que lo dijo gritando. Un hombre que llevaba rato rondando por el banquillo lo increpó: "La madre de ese chico es una santa: es mi mujer". El otro se levantó y le pidió disculpas inmediatamente, pero tras unos segundos dubitativo, le soltó: "Pero usted no me puede negar que su hijo está jugando sucio". El hombre lo admitió, pero repitió que aquello no tenía nada que ver con su madre; y se apartó del banquillo mientras todos tragaban saliva.
   Si insultar es feo, hacerlo atacando a las mujeres de la familia es ruin. Hijo de puta es un insulto parecido a cabrón: "Se dice del hombre al que su mujer es infiel, y en especial si lo consiente", define el DRAE. Pero en los dos casos se ha perdido el primer significado y ahora se le da el de persona "que hace malas pasadas". Hoy, los dos insultos se lanzan como si nada e incluso hay quien los emplea en sentido positivo; con ilusión, por ejemplo, en un reencuentro: "Tú, hijo de puta, cuánto tiempo sin verte"; o para denotar una envidia sana (o no tan sana): "Qué suerte has tenido, cabrón".
   Es justamente basándose en esta evolución positiva del significado que José Luis Plaza, distribuidor de una marca de orujos y aguardientes de Cantabria, defiende la marca Hijoputa. El Tribunal de la UE no lo ve así y ha rechazado registrarla, porque considera que se trata de una palabra que "es percibida como injuriosa y ofensiva y, por lo tanto, contraria a las buenas costumbres en una parte de la UE", informaba la sección de 'Economía' el sábado.
   Es el problema que tienen las etiquetas de espirituosos: no hay contexto, no hay entonación. Más que hijoputa, yo le habría propuesto utilizar hideputa, que sale en el diccionario, tiene solera y se podría hacer pasar por palabra clásica del siglo de oro.

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